Poema 2.219 (Desdén)
DESDÉN
Arisca,
como la madrugada húmeda,
la zancadilla inesperada,
o el pellizco lascivo
de un viejo borracho.
Arisca y punzante,
como la aguja enervante
del médico desconocido,
el frío de una helada
o el cuchillo de un ladrón;
como el ladrido de un perro
en medio de la noche,
ocultándose.
No quieres creer,
aunque sabes,
que el encuentro está corrupto,
que todo está dicho
y no se necesitan palabras;
que el pesado lastre
de este desencuentro,
planea sobre el día sombrío,
que el desdén
no es sino sueño seco.
El desencuentro
está aquí y no se mueve,
y todo se termina.
JSR©
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