EL TIEMPO
Subsisto, inconsciente tal vez,
sin contar las horas desgranadas,
los días vencidos,
el tiempo diluido en el aire,
acumulando manchas y arrugas
en la piel que se reseca,
con esta mente de niño
que no es consciente
del paso de los años,
estancado en un amor, ya viejo,
pero tan brillante,
que su aura disipa manchas y arrugas,
llantos y dolor,
aunque al final el tic-tac inapelable
ya tenga preparada la factura
y abierta la puerta del establecimiento.
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